Elsa Cardoso
EEA-CSIC
Al-Mu‛tamid b. ‘Abbād (Beja, 1040 – Aghmat, 1095), rey de la taifa de Sevilla y aclamado poeta de al-Andalus, es una figura que ha suscitado durante mucho tiempo el surgimiento de mitos y lecturas nacionalistas. Prueba de ello es la producción historiográfica y literaria en torno a él, como es el caso de la novela histórica Os Luso-Arabes: Scenas da vida mussulmana no nosso pais (1898), publicada en dos volúmenes, de la autoría del portugués António Maria de Oliveira Parreira (1835-1918). El lugar de nacimiento de al-Mu‛tamid ―Beja, actualmente en Portugal―, así como su probable estancia en Silves durante los primeros años de su vida antes de ascender al trono en Sevilla, llevaron precisamente a la construcción de un imaginario en torno a su figura, a la que se asocian características identitarias proto-portuguesas. Sin duda, estos anacronismos resultan más bien de la apropiación de la historia por movimientos nacionales contemporáneos que de la información que nos transmiten las fuentes. Pero el uso y manipulación de la figura de al-Mu‛tamid como elemento proto-nacional no son exclusivos de la literatura portuguesa, ya que en España también el rey-poeta ha sido representado de una manera que evidencia lecturas nacionalistas de la historia. Uno de los ejemplos es la novela histórica titulada Motamid. Último Rey de Sevilla (1920) de Blas Infante (1885-1936) ―que pretendía asociar al rey poeta al movimiento andalucista―. Otro ejemplo, en contexto académico, es la novela Ben Ammar de Sevilla. Una tragedia en la España de los taifas (1972) de Claudio Sánchez-Albornoz (1893-1984). Como veremos a continuación, Sánchez-Albornoz no esconde sus impulsos nacionalistas cuando pretende ver en la figura de al-Mu‛tamid la representación de la unidad peninsular bajo la identidad nacional española, donde Portugal era meramente “un azar histórico”, como él mismo llegó a afirmar. Este artículo se centrará en el análisis del uso de la figura de al-Mu‛tamid en el contexto portugués y, especialmente en la novela histórica de Oliveira Parreira, así como contemplará el contexto español a partir del ejemplo de la novela de Sánchez-Albornoz.
Si la historiografía atribuye al historiador Alexandre Herculano de Carvalho Araújo (1810-1877) el mérito de dar al pasado islámico un lugar en la historia de Portugal, por otro lado, al-Andalus sigue siendo un campo de investigación en el que queda mucho trabajo por hacer en la academia portuguesa, incluso casi 150 años después de la publicación de su Historia de Portugal (1875). A pesar de sus méritos, seguía conservando una visión tradicional sobre el islam peninsular que, según él, no estaba destinado a triunfar debido a las “revoluciones” permanentes y los “disturbios perpetuos” que trajo consigo. Para Herculano, el dominio árabe se caracterizaba por el “despotismo ilimitado de su poder supremo”, un tópico compartido por el orientalismo del siglo XIX que construyó una imagen del gobernante musulmán como déspota oriental. Para él, existía un “contraste singular” entre el “origen divino y puro de la fe cristiana” y la “vanidad y mentira del otro, que, por su fanatismo supo crear conquistadores, pero se ha mostrado siempre inepto para formar sociedades regulares y duraderas” (Araújo 1875: 91).
Es justamente la falta de integración de los estudios árabes e islámicos en Portugal, así como la forma negativa y/o inexistente con la que la historiografía tradicional planteaba la conquista islámica, lo que provocó la reacción de algunos historiadores e intelectuales que pretendían integrar al-Andalus en el relato histórico portugués, incluso a costa de profesar teorías nacionalistas similares a las de sus predecesores, pero a través de lo que podríamos llamar un orientalismo positivo. En este sentido, se publican obras ―que veremos a continuación― que se rebelan contra el olvido del pasado islámico peninsular. Sin embargo, ese pasado que se pretendía recuperar no era un pasado andalusí, sino que un pasado luso-árabe, esto es, portugués-árabe, que intentaba ver en el extremo occidental de al-Andalus ―el Gharb al-Andalus― el embrión de la identidad nacional portuguesa. En estas obras, por un lado, asistimos a una apropiación de ese pasado y, por otro, en algunos casos, a la desposesión de al-Andalus de su identidad especifica arabo-islámica.
Una de las obras donde se identifica esta tendencia es la História luso-árabe. Episódios e figuras meridionais (1945), de José Garcia Domingues (1919-1989), historiador y arabista de Silves. Esta obra constituye la primera monografía en Portugal dedicada al estudio del pasado islámico portugués, en la que encontramos un conjunto de relatos de fuentes y personajes del Gharb al-Andalus y, especialmente, de Silves. La adopción de conceptos similares a los de la historiografía tradicional española queda patente en el propio título de su obra principal: História luso-árabe. Así, adopta el concepto de “luso-árabe” para el Gharb al-Andalus, que ve como precursor territorial e identitario de Portugal, concepto con muchas similitudes ideológicas al adoptado por la historiografía española ―la “España árabe” o “España musulmana”―. Al igual que en el caso de España, donde la historiografía tradicional secuestra al-Andalus como una identidad exclusivamente española y proto-nacional (Marín 2014, 9), también se produce una apropiación o secuestro del Gharb al-Andalus como si ya existiera una identidad proto-portuguesa en época islámica. Este intento de “nacionalizar” y “lusoficar” es evidente en su obra, haciendo coincidir el Gharb al-Andalus desde un punto de vista histórico, político, identitario y territorial con la antigua provincia de Lusitania, del Portugal cristiano medieval, moderno e incluso contemporáneo, como si esta génesis identitaria ya existiera en tiempos islámicos y antiguos. A pesar de los esfuerzos de Alexandre Herculano por romper la relación mitológica entre las tribus celtas lusitanas ―existentes antes de la conquista romana, que dieron lugar a la provincia romana de Lusitania― y el Portugal moderno y contemporáneo, popularizada por el fraile del siglo XVI André de Resende (m. 1573), el mito prevaleció y acabó convirtiéndose en una “creencia nacional” difícil de desarraigar, evidenciada por el uso del término “luso” para identificar a los portugueses (Alexandre Herculano 1875, 8).
Esta asociación también se caracteriza por identificar el Gharb al-Andalus como un sinónimo del actual Algarve portugués, al igual que muchas veces acontece con el caso de al-Andalus y Andalucía. Tal y como ya ha señalado Alejandro García Sanjuán, la conexión etimológica entre Gharb al-Andalus y Algarve, que todavía no ha desaparecido totalmente en la historiografía, continúa generando una identificación equivocada entre los dos territorios, que las fuentes no pueden sostener, teniendo en cuenta que el Gharb al-Andalus (una identificación meramente territorial) no corresponde exactamente al Portugal moderno (García Sanjuán, en prensa).
En su capítulo sobre Silves en época de al-Mu‛tamid y de su visir y también poeta Abū Bakr Muḥammad b. ‘Ammār (1031-1086), nacido en Silves, Garcia Domingues caracteriza la vida del entonces príncipe ‘abbādí como pasada “entre los deberes de gobierno, las cacerías, los placeres del harem, las disputas poéticas en las largas noches de fiesta, en los márgenes del río Arade, envueltas en música” (Domingues 1945, 139). Esta descripción revela una clara percepción orientalista de las cortes musulmanas como una especie de macro harén a la entera disposición de sus gobernantes medio atontados entre la caza y la lujuria. La descripción no estaría completa sin la mención del mitológico palacio de al-Mu‛tamid, el Šarāŷib (“Los balcones”), del que se desconoce todavía la localización, y que el autor describe en sus trabajos como una autentica visión de las Mil y Una Noches. Por un lado, es verdad que el imaginario en torno a la figura de al-Mu‛tamid se remonta ya a la época medieval, especialmente debido a la representación generada por las fuentes que culpabilizan la inacción y lujuria (imaginaria o no) de los reyes de taifa como causa principal de la expansión de los cristianos y la llegada de las dinastías bereberes (almorávide y almohade) y consecuencia de la decadencia y pérdida de al-Andalus. Sin embargo, es en la historiografía contemporánea, especialmente a partir del siglo XIX, que observamos el uso constante de estas perspectivas de lo que se considera oriental, como un ambiente repleto de lujurias propias de déspotas e incapaces de generar sociedades duraderas, como hemos visto en las percepciones de Alexandre Herculano y en muchas otras estudiadas a partir de la fundacional obra de Edward Said (Said 1978).
Todas estas visiones, también presentes en Garcia Domingues, no impiden al filólogo asociar las dos figuras de al-Mu‛tamid y de Ibn ‘Ammār como máximo exponente de la producción poética, asegurando que fue a través de ellos que Silves alcanzó su justo título de “cuna de la lírica arábigo-andaluza” (Domingues 1945, 139), en un ejercicio nacional-regionalista sobre su ciudad natal. Igualmente, en sus trabajos señala que evocar el palacio Šarāŷib, que se asocia al rey poeta, significa evocar a una época, un estilo de vida: “la época y estilo de vida de los luso-árabes” (Domingues 1947). En su narrativa hay también una clara dualidad, presente también en las visiones orientalistas de su época, que navega entre una visión sensual y guerrera de las cortes orientales, y otra del rey poeta. Por un lado, tenemos la representación de la corte bajo guerreros sanguinarios y sin piedad, como el padre de al-Mu‛tamid, al-Mu‘taḍid (m.1069) y, por otro la de la corte sensual de su hijo. Estas visiones de las Mil y Una Noches de los taifas son sin duda subsidiarias de aquella visión transmitida por el conocido relato del orientalista holandés Reinhardt Dozy (1820-1883), quién también describe la vida del rey poeta ocupada casi exclusivamente entre los banquetes y los placeres de su harén (Dozy 1932, 87).
Por un lado, la historiografía ya ha identificado en Garcia Domingues una “maurofilia” que se expresa, por ejemplo, en la construcción de conceptos como “espírito de cultura luso-árabe” (Domingues 1945, 26) para referirse a un sentimiento proto-nacionalista que ya existiría en época andalusí, o en afirmaciones como “los moros son pueblos hermanos” (Correia 2009, 168). Garcia Domingues señalaba incluso que existía una mudanza desde una arabofobia hacia una arabofilia en la literatura portuguesa. Pero, por otro lado, este interés por el pasado islámico no parecía centrarse en nada relacionado con sus características islámicas o árabes, sino más bien en la identificación de una identidad mozárabe, llegando a afirmar categóricamente en una entrevista poco antes de su muerte (1989) la total ausencia de impacto islámico en la cultura portuguesa posterior, llegando a identificarse como un arabista antiárabe (Vakil 2003, 8). Explicaba incluso la “superficial radicación de la fe islámica en la sociedad portuguesa” por la entrada en la Península Ibérica de contingentes militares en los que el número de “árabes puros” era muy reducido, con un gran número de cristianos conversos al islam entre los conquistadores, lo que explicaría su tolerancia hacia las costumbres hispanas y su asimilación a los “valores culturales y técnicos del mundo árabe, en la medida en que no contradecían el espíritu cristiano” (Pinharanda Gomes 2010). De hecho, el mismo Garcia Domingues se autodenominaba como el último mozárabe, haciendo remontar su genealogía a una familia presuntamente mozárabe del siglo XII (Pinharanda Gomes 2010). Asimismo, la aparente “maurofilia” de Garcia Domingues parece selectiva, restrictiva y condicionada: “maurofilia” sí, pero sólo si se transforma en una identidad exclusivamente peninsular ―“España musulmana” o “Historia luso-árabe”― que acepta una selecta y limitada aculturación árabo-islámica. De hecho, estas visiones no contrastan con la germanofilia que defendiera en el pasado y que presuntamente habría abandonado. Garcia Domingues no solamente fue miembro activo en el Movimento Nacional-Sindicalista (“Camisas Azuis”) y se consideraba parte de la generación fascista como él propio escribe, pero también había participado en un intento de golpe, a la derecha del régimen dictatorial de António de Oliveira Salazar, lo que le condujo a la cárcel en 1939 por, según él mismo, pretender una revolución que impusiera un régimen político a la imagen del régimen hitleriano (Duarte 2007, 196; Torgal 2017, 4). De hecho, su germanofilia se manifiesta no solamente en su actividad política, sino también en su producción científica. En 1942 publicó O Pensamento Alemão. Ensaio sobre o Sentido da Alma Germânica e Espírito da Nova Europa, un elogio a la “epopeya” alemana, Hitler y su entorno. Sin duda, la narrativa estilo epopeya nacional influyó en la forma como el filólogo verá el pasado islámico ibérico ya que, tres años después, publicaría su História luso-árabe. Al-Mu‛tamid, entre otras figuras, es vista por Garcia Domingues como definidora del “espíritu de cultura luso-árabe en dos aspectos fundamentales: el poético y el religioso” (Domingues 1945, 26). Pero no fue Garcia Domingues quien acuñó el concepto “luso-árabe”, sino el novelista Oliveira Parreira, como veremos en la segunda parte de este texto.
Para ampliar:
- Araújo, Alexandre Herculano de Carvalho e, Historia de Portugal desde o começo da monarchia até ao fim do reinado de Afonso III, vol. I, Lisboa: Bertrand, 1875.
- Cardoso, Elsa, “The Concept of Luso-Árabes: from Oliveira Parreira’s Novel to the Portuguese Historiography,” en Islamic past and Orientlalism, ed. Annliese Nef y Marie Bossaert, London/New York: Routledge, en prensa.
- Cardoso, Elsa, “Portugal e o Gharb al-Andalus entre historiografia, ideologia e nacionalismo: José Garcia Domingues e António Borges Coelho,” en A História na Era da (Des)Informação, ed. Marília dos Santos Lopes, Lisboa: Universidade Católica Editora, 2023.
- Correia, Fernando Branco, “Al-Andalus en la historiografía portuguesa (del siglo XIX a inicios del XXI). Un breve intento de sistematización,” en Al-Andalus/España. Historiografías en contraste, editado por Manuela Marín, 163-181, Madrid: Casa de Velázquez, 2009.
- Domingues, José Domingo Garcia, “Os mestres luso-árabes de Ibn ‘Arabi,” Orientalia Hispanica I, 1 (1947): 297-304.
- Domingues, José Domingo Garcia, História luso-árabe: Episódios e figuras meridionais, Lisboa: Pro domo, 1945.
- Dozy, Reinhart, Historia de los musulmanes de España hasta la conquista de los Almorávides, vol. IV, Madrid: Espasa Calpe, 1932.
- Duarte, Maria João Raminhos, “Oposição à ditadura militar e ao ‘Estado Novo’ no Algarve (1926-1958): o caso do Concelho de Silves,” Tesis de doctorado, Universidade de Lisboa, 2007.
- García-Sanjuán, Alejandro. “Gharb al-Andalus and Burtuqāl in the Arabic Sources (11th-14th centuries,” en Terra, Pedras e Cacos do Gharb al-Andalus, Lisboa: Direcção-Geral do Património Cultural, em prensa.
- Gomes, Josué Pinharanda, “Garcia Domingues, o último moçárabe.” Publicado/modificado a 6 noviembre 2010. http://liceu-aristotelico.blogspot.com/2010/11/garcia-domingues-o-ultimo-mocarabe.html?fbclid=IwAR1mg7-IwD0U5iSqMfPqVuLOriZQFNcGB_N6lHZLyaIEHmO3zcvFewoXIOI.
- Infante Pérez, Blas, Motamid. Último Rey de Sevilla, Sevilla: Imprenta de la Editorial Avante, 1920.
- Marín, Manuela. “Reflexiones sobre el arabismo español: tradiciones, renovaciones y secuestros,” Hamsa. Journal of Judaic and Islamic Studies 1 (2014): 1-17.
- Parreira, António Maria de Oliveira. Os Luso-arabes. Scenas da vida mussulmana no nosso país, 2 vols., Lisboa: Typographia e Stereotypia Moderna, 1898.
- Said, Edward, Orientalism, New York: Pantheon Books, 1978.
- Sánchez-Albornoz, Claudio, Ben Ammar de Sevilla. Una tragedia en la España de los taifas, Madrid: Espasa-Calpe, 1972.
- Torgal, Luís Reis, “Germanófilos. Visões da literatura e da cultura alemãs durante o Estado Novo e o nazismo,” Cultura. Revista de História e Teoria das Ideias, vol. 36, As formas da História das Ideias (em homenagem a José Esteves Pereira) (2017): 329-354.
- Vakil, AbdoolKarim, “From the Reconquista to Portugal Islâmico: Islamic Heritage in the Shifting Discourses of Portuguese Historiography and National Identity,” Arqueologia Medieval 8 (2003): 5-15.