¿Viva el vino? Comercio y consumo de vino en al-Andalus (segunda parte)

Contamos con diversas evidencias textuales que indican que, efectivamente, el vino se consumía en al-Andalus, aunque no podemos saber en términos cuantificables si su consumo entre los musulmanes andalusíes era tan generalizado entre la población musulmana como algunos autores defendieron. Lo que sí sabemos es que, de una forma u otra, la prohibición prescrita por el islam, que penaliza claramente el consumo de vino, se incumplió en distintas épocas y lugares


Adday Hernández
Universidad Complutense de Madrid


Viñedos en las huertas del Generalife, Granada.

En la primera entrega de este artículo, se ofreció una panorámica acerca de las normas islámicas relativas al consumo y el comercio de vino y cómo esas normas se aplicaron en contexto andalusí. El hecho de que diversos gobernantes llevaran a cabo políticas destinadas a acabar con los lugares donde se producía y se vendía vino, cuando las fuentes nos relatan anécdotas en las que los mismos personajes consumen vino, ha llevado a pensar que el consumo de vino era generalizado y que las normas islámicas no se respetaban en la práctica. 

Contamos con diversas evidencias textuales que indican que, efectivamente, el vino se consumía en al-Andalus, aunque no podemos saber en términos cuantificables si su consumo entre los musulmanes andalusíes era tan generalizado entre la población musulmana como algunos autores defendieron (Lévi Provençal, 290; Sánchez Albornoz, 200). Lo que sí sabemos es que, de una forma u otra, la prohibición prescrita por el islam, que penaliza claramente el consumo de vino, se incumplió en distintas épocas y lugares. No es sorprendente si tenemos en cuenta que las prohibiciones nunca han logrado acabar con el consumo de drogas en ningún contexto. Basta pensar en la conocida “Ley seca” en el Estados Unidos de los años 20, o en las actuales leyes contra el consumo de estupefacientes en distintos lugares. Además, ¿qué se entiende como “consumo generalizado”? Con los datos de que disponemos a día de hoy, ¿podemos considerar que el consumo de hachís es generalizado en España o no? 

Manifestación en contra de la Ley Seca en Estados Unidos

Según Manuela Marín, la opinión de Provençal no estaba basada más que en dos testimonios poéticos incluidos por Henri Pérès en su recopilación de Poésie andalouse… Efectivamente, la abundancia de poemas de tema báquico en al-Andalus (o jamriyyat) ha sido interpretada, y no solo por Lévi Provençal, como una evidencia del consumo de vino, pero la verdad es que, aunque a día de hoy podemos afirmar que, en mayor o menor medida, el vino se consumía, no podemos considerar a los poetas como modelo de comportamiento de un “andalusí medio” ya que, además de ser propensos a llevar estilos de vida bohemios, solían moverse en los ambientes cortesanos. Además, los temas cultivados en poesía podían seguir modas y, por tanto, no siempre indicarían una correspondencia con las prácticas sociales. La misma duda generó la abundante poesía homoerótica escrita en esta época, ¿correspondía su cultivo realmente a cierta normalización de las prácticas homosexuales, o se trataba simplemente de un motivo literario? Puesto que no podemos cuantificar el consumo, este debate no tiene una respuesta fácil. 

La poesía árabe tradicional estaba estructurada conforme a determinadas convenciones, tanto su estructura, como en sus temas, rima, métrica e incluso los temas cultivados. Algunos autores de época preislámica, ya hablaban sobre el vino, como ‘Amr ibn Kulzum: 

“Amada mía” ya es de día, despierta para que tomemos juntos, 

el vino de la mañana en tu honor, hasta agotar el de Andarīn; 

Ardiente vino en su flor, si se mezclara con agua, rosa roja, 

Rociada con rocío parecería, de tan pura que es su esencia; 

Mahmud Sobh, Historia de la literatura árabe clásica, 87 

El tema báquico dejó de cultivarse por parte de los autores que abrazaron el islam, pero durante la primera época del califato abasí, los poetas llamados “modernistas”, la mayor parte de los cuales eran de origen persa, aunque escribieron sus poemas en árabe, intentaron renovar la poesía, huyendo de tales convenciones. Para ello, utilizaron metros nuevos e introdujeron temas que no se cultivaban en contexto islámico, especialmente la poesía báquica. 

Hacia el siglo XI, las influencias literarias llegadas desde Bagdad a al-Andalus incluían la poesía modernista de autores como Abu Nuwas, famoso por sus poemas sobre el vino, y los autores andalusíes no solo adoptaron la métrica, las formas y figuras retóricas, sino también los temas. De hecho, no fueron los temas literarios lo único que se importó de Oriente, sino también las tertulias de los gobernantes y miembros de la corte, y que inspiraron las composiciones de los modernistas sobre el amor, los jardines de palacio y el vino. No en vano, también recibieron el nombre de “tertulias de bebida”, aunque a veces podían ser referidas simplemente como reuniones (maŷalis). Por tanto, el tema báquico que se empieza a cultivar en al-Andalus en este momento no reflejaba las tradiciones preislámicas de los habitantes de la península Ibérica, sino esas reuniones hedonistas heredadas de Oriente, cuestión que Eduardo Manzano ya planteó en su artículo Juergas andalusíes.  


Desde luego, es evidente que, en este contexto de la élite, se daba el consumo de vino, y en el caso de determinados poetas, como Ibn Shuhayd (s. XI), que también pertenecía a este círculo social, el consumo de vino es algo más que un mero tema, puesto que en otro de sus textos (Kitab al-Naranyiyat) habla sobre cómo se puede consumir vino sin emborracharse. Sin embargo, sabemos de otros autores, como al-Rusafi (s. XII), que escribían poesía báquica pese a no consumir vino.  

En las composiciones báquicas de los poetas modernistas, el vino representaba una metáfora del refinamiento persa frente al carácter rudo de los árabes que, en vez de vino, bebían leche. Detrás de esto existía una voluntad de reivindicar la grandeza persa sin renunciar al islam, en un movimiento que recibió el nombre de “Shu‘ubiyya”.  Esa misma idea aparece en un texto andalusí, en el que parece identificarse a los nuevos musulmanes de origen no árabe con el elemento persa. Tal es así, que la contraposición entre vino y leche aparece empleada con el mismo sentido en la Epístola acerca de la superioridad de los no árabes frente a los árabes de Ibn García (muerto a finales del s. XI), un autor de origen vasco que sirvió en la corte del rey eslavo de la taifa de Denia, Muyahid al-Muwaffaq.  

Ibn García (s. XI)

Reyes excelsos, no quemadores de boñigas; sagaces, visten de brocado y no con el sayo que calienta excesivamente por la lana de seis ovejas; guerreros, no guardianes de lechos de agua, ni plantadores de estacas de madera; epónimos de estirpe, no bebedores de leche de camella; beben vino y comen asado, no los frutos del alhandal, ni huevos de lagarto; no habitan tiendas de pelo; no se calientan con boñigas; no se atiborran con la inmunda grasa del lagarto, sus niños no se alimentan con reptiles. 

Rubiera, La Taifa de Denia, 136-142. 

Aunque en el discurso de Sánchez Albornoz el consumo de vino se consideró como un elemento propio de la cultura hispánica preislámica que la llegada del islam no consiguió hacer desaparecer, este es el único ejemplo de que disponemos que podría constituir una evidencia de dicha afirmación, y además puede que la mención del vino en la epístola de Ibn García simplemente responda a la imitación de las imágenes expresadas por los poetas modernistas de origen persa. No solo eso, sino que más que a una reivindicación étnica o cultural, el texto parece responder a objetivos políticos (la alabanza a los reyes eslavos a los que servía Ibn García).  

Haciendo un recorrido cronológico, aunque Yahya al-Gazal introduce la poesía báquica en época del emirato omeya, si analizamos los poemas báquicos que se han conservado a lo largo de la historia de al-Andalus, la época de taifas se lleva la palma. Es lógico si tenemos en cuenta que esta etapa coincide con el momento de mayor apertura hacia las influencias literarias y culturales procedentes de Bagdad. Hemos hablado ya de Ibn Shuhayd de Córdoba, pero podríamos poner otros muchos ejemplos de las taifas de Sevilla, Zaragoza, Badajoz, Silves, etc. Los versos que el cristiano Ibn Gundisalvo, visir del rey de la taifa de Zaragoza, al-Muqtadir, dedica a al-Muʿtamid, rey de la taifa de Sevilla (quien, por otro lado, también compuso versos de temática báquica), implican al propio rey en esta actividad: 

Dicen que la tiniebla es por ti día 

 —como esa oscuridad es el día del hombre inteligente—,  

y deseaba una noche en la que nunca se pusiese 

 el sol de esa grandeza, donde uno a otro nos sirviésemos a solas 

 un vino igual que la saliva del amado, 

 y levantarme luego como si hubiera vivido un sueño 

  y lo ocultase por miedo a los espías.  

Teresa Garulo, “Notas sobre muyun en al-Andalus”, 102. 

Este fragmento de Ibn Gundisalvo es bastante revelador, ya que la mención a “los espías”, de quienes no sabemos nada, indica que las reuniones nocturnas no se llevaban a cabo abiertamente, y que lo que allí sucedía, no debía trascender. Lo que pasaba en el maŷlis, se quedaba en el maŷlis…Siempre y cuando no hubiese espías. Además de que el efecto del vino podía hacer que revelasen estrategias políticas y militares, el cometer determinados pecados podía dar armas a un contrincante político para movilizar a los ulemas y a la población contra determinado gobernante. 

Imagen del Hadith Bayad wa Riyad, manuscrito datado en el siglo XIII. Biblioteca Apostólica de la Ciudad del Vaticano Vat.ar.368.

Si seguimos adelante en el tiempo, aunque la producción poética disminuye en el periodo almorávide, no desaparece totalmente, y también disponemos de algún ejemplo, como los versos del jienense Abu Ya‘far ibn Sa‘id (s. XII), o del valenciano Ibn al-Zaqqaq (s. XII): 

Haced girar en rueda el vino sobre el vergel cubierto de rocío;  

la sentencia de la aurora es ya firme entre las tinieblas.  

Los luceros del horizonte no han tramontado,  

sino que se han trasladado de los cielos a los jardines. 

Ibn al-Zaqqaq, Poesías. Trad. Emilio García Gómez, 46-47. 

Recordemos que en época almorávide el almotacén de Sevilla, Ibn ‘Abdun, hace referencia al Guadalquivir como lugar donde se compra y se consume vino. Pues bien, Ibn Safar de Almería (s. XII), que vivió a caballo entre la época almorávide y la almohade, escribió los siguientes versos, confirmando así que los espacios fluviales constituían un lugar alejado de la estricta vigilancia en este momento: 

Si hubiesen visto tus ojos un barco, lleno de jóvenes,  

en quien la alegría mostraba su esparcimiento,  

bebiendo en rueda al cobijo de las velas,  

cada uno con su copa en la mano,  

habrías pensado que era un pájaro que, 

 por miedo de la tempestad,  

había extendido lleno de ternura las alas sobre sus polluelos. 

Emilio García Gómez, El Libro de las banderas, 75 y 236. 

En cuanto a la época almohade, pese a la destrucción de los murús, esos silos donde se reunía gente de dudosa reputación y donde se bebía vino, disponemos de varios poemas de este periodo, como los de Ibn Sahl de Sevilla (s. XIII), Abu Bakr ibn Hisham (s. XIII), o los de ʿAbd al-Mawlà (s. XIII), que se consideraron especialmente escandalosos, no por el vino, sino por renegar de la religión: 

‘Abd al-Mawlà

Amigo, bebe en un jardín, bajo un cielo brillante, 

escánciame una vez tras otra ese vino y la saliva 

de una gacela en cuyas mejillas sale el sol más hermoso; 

no dejes escapar el tiempo de la copa y de la amada, 

y apártate de aquello que esos hombres en su ignorancia imponen; 

buscan vanas mentiras al renunciar al mundo real. 

No existe más que lo que ves, soy quien mejor conoce esa doctrina. 

Teresa Garulo, “Notas sobre muyun en al-Andalus”, 103-104. 

Para defenderse de las acusaciones de Abu ‘Imran Musa Ibn Sa‘id, ‘Abd al-Mawla dice que su poema son solo palabras y no hechos. 

Abu Bakr ibn Hisham

Me censuran porque amo la orgía y la copa, 

cuando ya ha aparecido la flor de las canas en mi cabeza. 

Mas tú ves que la rama, cuando más necesita beber, 

es precisamente en los días en que aparece vestida con las flores. 

García Gómez. El Libro de las banderas, 182. 

Ambos ejemplos reflejan un control de este tipo de actividades. En el primer caso dice claramente “apártate de aquello que esos hombres en su ignorancia imponen”, y en el segundo, Ibn Hisham habla directamente de una “censura”, aunque este temor se observa también en composiciones del periodo de taifas, como algunos de los versos de Ibn Ṣāra al-Šantarīnī, quien escribió: 

En vuestra tierra nos es lícito 

descuidar la oración y beber vino, 

Aunque es algo prohibido 

huyendo en busca del fuego del infierno, 

más soportable y más piadoso que Šulayr. 

Cuando el viento del Norte sopla en vuestra comarca, 

¡Feliz aquel que en las llamas disfruta! 

Ibn Ṣāra al-Šantarīnī. Poemas del fuego y otras casidas. Trad. Teresa Garulo, 261. 

Y también podemos detectar ese control en composiciones posteriores, como la de Ibn Jatima (s. XIV), donde los mencionados “espías” parecen particularmente interesados en evitar el consumo de vino: 

Apresúrate a besar la boca y la copa;  

bebe en un jardín de azahar y mirto  

y escánciame un vino puro, transparente,  

cuya diafanidad escapa a la vigilancia de los espías.  

Apenas lo he visto en la mano del copero,  

cuando ya aparece en la mejilla del que lo bebió. 

El Dīwān de Ibn Jātima, 107. Trad. Soledad Gibert. 

En época nazarí, época en la que precisamente vivió Ibn Jatima, la producción de este tipo de poesía vuelve a aumentar. Literatos y poetas imitan las composiciones de la época de esplendor de las Taifas; y en este proceso, los poemas de tema báquico ocupan un lugar central. De nuevo, desconocemos hasta qué punto existe una correspondencia entre las expresiones literarias y las prácticas sociales, más aún cuando en el Oriente islámico las jamriyyat gozaron de gran fama en los siglos XII y XIII, justo la época previa al periodo nazarí.  

De nuevo, tenemos indicios de que, al menos en el ámbito privado de la élite, el vino se consumía, y ya en el artículo sobre “juergas”, se hace referencia a los remedios contra la resaca que menciona el polígrafo Ibn al-Jatib, quien fue visir de dos reyes nazaríes. Aquí unos versos suyos: 

En adornadas copas (el vino) aparece como novia  

de rojo pecho y mejillas.  

La diversión ha sido la dote cuando pedimos su mano  

y las melodías de las cantoras fueron los testigos. 

Al-Zahrani, Aspectos culturales e ideológicos, 588. 

Los místicos sufíes también emplean el género báquico como forma de expresión, lo cual quizá indica el uso del vino como medio para alcanzar el éxtasis místico y experimentar aperturas espirituales. Dicho uso se refleja, por ejemplo, en una de las composiciones Ibn al-Yayyab (m. 1348), poeta de los muros de la Alhambra, quien, según Rubiera Mata, recibió enseñanzas místicas en la ciudad de Málaga (Rubiera, “Ibn al-Ŷayyāb”, DBE-RAH): 

Sírveme el vino puro, sin mezcla, 

que es mi descanso y medicina; 

si se vierte una sola gota en el vaso, 

el cristal transparenta la ardiente claridad; 

si lo bebe el pervertido, 

le ofrece un enigma con un secreto oculto; 

si lo bebe el iniciado, 

le mostrará la verdad clara; 

le dejará suspendidos los sentidos 

de forma que no podrá hacer viaje nocturno o diurno. 

Rubiera, Ibn al-Ŷayyāb: El otro poeta de la Alhambra, 46. 

Por tanto, podríamos considerar que los poemas báquicos que se conservan sí reflejan una realidad, pero es la realidad de las élites, y no de las masas. Como en otros asuntos sobre los que la jurisprudencia islámica se pronuncia, en lo que se refiere a la prohibición del consumo de vino, los textos apuntan a que las clases privilegiadas de la sociedad, principalmente los gobernantes y la administración, quienes además controlaban el brazo ejecutivo de la ley, desoyeron las opiniones de los juristas con respecto a la prohibición del consumo de alcohol, principalmente en el ámbito privado. Fuera de estos círculos, como ya apuntó en su día Manuela Marín, el consumo debió mantenerse en un ámbito social bastante marginal, no solo porque las restricciones debieron dificultar el acceso al vino, sino también porque su prohibición constituía un pilar fundamental de la ortodoxia islámica y eso debió derivar en una gran presión social contra esta práctica. 


Para ampliar:

  • García Gómez, Emilio, El Libro de las banderas de los campeones de Ibn Sa‘īd al-Magribī. Editado y traducido por Emilio García Gómez. Barcelona: Seix Barral, 1978. 
  • Garulo, Teresa, “Notas sobre muyun en al-Andalus. El capítulo VII del Nafh al-tib de al-Maqqari”, Anaquel de estudios árabes 26 (2015): 93-120. 
  • Ibn Jatima, El Dīwān de Ibn Jātima de Almería (Poesía arabigoandaluza del siglo XIV). Editado y traducido por Soledad Gibert Fenech. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1975. 
  • Ibn Sara al-Santarini, Poemas del fuego y otras casidas. Recopilación, edición, traducción y estudio de Teresa Garulo. Edición bilingüe. Madrid: Hiperión, 2001. 
  • Ibn al-Zaqqaq, Poesías. Ed. y trad. en verso de E. García Gómez. Madrid: Instituto Hispano-Árabe de Cultura. Clásicos Hispano-Árabes Bilingües, 1978. 
  • Lévi Provençal, Évariste, España musulmana, Historia de España de Menéndez Pidal vol. V: 159-60. 
  • Moral Molina, Celia Del, “Vino, erotismo y naturaleza en la poesía andalusí”, Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, sección árabe-islam 70 (2021): 453-479, https://digibug.ugr.es/handle/10481/65924
  • Rubiera Mata, María Jesús, Ibn al-Ŷayyāb: El otro poeta de la Alhambra, Granada: Patronato de la Alhambra y Generalife, 1982. 
  • Rubiera Mata, María Jesús, La Taifa de Denia, Alicante: Diputación Provincial de Alicante, Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, 1986. 
  • Sadan, Joseph, “Vin-Fait de civilization”, en Studies in memory of Gaston Wiet, Rosen-Ayalon, M. (ed.), Jerusalem: Hebrew Univesity, Institute of Asian and African Studies, 1977: 129-160.  
  • Sánchez Albornoz, “El Islam de España y Occidente”, en L’occidente e l’Islam nell’Alto Medioevo, 2-8 aprile 1964: XII settimana di studio organizzata per il Centro Italiano di Studi sull’Alto Medioevo, Vol. 1, 1965 (Tomo primo), 149-308. 
  • Sobh, Mahmud, Historia de la literatura árabe clásica, Madrid: Cátedra, 2002. 
  • Vázquez de Benito, María de la Concepción, “Reflexiones de los médicos árabes sobre el vino”, en Creencias y culturas, coord. por Alisa Meyuhas Ginio, Carlos Carrete Parrondo, Salamanca: Universidad Pontificia de Salamanca, 1998: 203-218. 
  • Al-Zahrani, S., Aspectos culturales e ideológicos en el Dīwān de Lisān al-Dīn Ibn al-Jaṭīb. Tesis doctoral. Granada: Universidad de Granada, 2011. 
  • Ibn al-Zaqqaq, Poesías. Ed. y trad. en verso de E. García Gómez. Madrid: Instituto Hispano-Árabe de Cultura. Clásicos Hispano-Árabes Bilingües, 1978.